1.12.08

Días


Nítidamente diáfano, el último rayo del atardecer se refleja insidiosamente, con textura de antiguo, en el raíl abandonado. Sin prisa, asciende lamiendo de forma cálida el contorno desnudo de la silueta inmóvil.

El leve sonido del agua intentando esquivar cada piedra acompaña a una sutil brisa que no consigue erizar el vello de su piel, ni camuflar con un escalofrío el dolor que le ahoga desde el pecho, incomprensible al sentirse vacío.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me tienta mucho volverte a hacer el mismo comentario para este texto que el que te hice en el anterior: "date la vuelta" ;)
Me gustan mucho las dos entradas, gracias por dejarnos leerlas.